Oficina de enlace del Gran Ayatolá Sayyid Ali Al Sistani (L.M.H.L) en Londres, Europa, América del Norte y del Sur.

José (Yusof)

¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso!

´lr. Ésas son las aleyas de la Escritura clara. (1)

La hemos revelado como Corán árabe. Quizás, así razonéis. (2)

Con la revelación que te hacemos de este Corán vamos a contarte Nosotros el más bello de los relatos, aunque hayas sido antes de los despreocupados. (3)

Cuando José dijo a su padre: «¡Padre! He visto once estrellas, el sol y la luna. Los he visto prosternarse ante mí». (4)

Dijo: «¡Hijito! !No cuentes tu sueño a tus hermanos; si no, emplearán una artimaña contra tí El Demonio es para el hombre un enemigo declarado. (5)

Así te elegirá tu Señor y te enseñará a interpretar sueños. Completará Su gracia en ti y en la familia de Jacob, como antes la completó en tus dos antepasados Abraham e Isaac. Tu Señor es omnisciente, sabio». (6)

Ciertamente, en José y sus hermanos hay signos para los que inquieren. (7)

Cuando dijeron: «Sí, nuestro padre quiere más a José y a su hermano que a nosotros, aun siendo nosotros más numerosos. Nuestro padre está evidentemente extraviado. (8)

¡Matemos a José o expulsémosle a cualquier país, para que nuestro padre no nos mire más que a nosotros! Desaparecido José, seremos gente honrada». (9)

Pero uno de ellos dijo: «¡No matéis a José ¡Echadlo, más bien, al fondo del aljibe, si es que os lo habéis propuesto...! Algún viajero lo recogerá...» (10)

Dijeron: «¡Padre! ¡,Por qué no te fías de nosotros respecto a José? Tenemos buenas intenciones para con él. (11)

¡Envíale mañana con nosotros! Se divertirá y jugará. Cuidaremos, ciertamente, de él». (12)

«Me entristece que os lo llevéis», dijo. «Temo que, en un descuido vuestro, se lo coma el lobo». (13)

Dijeron: «Si el lobo se lo comiera, siendo nosotros tantos, sí que tendríamos mala suerte». (14)

Cuando se lo llevaron y se pusieron de acuerdo para echarlo al fondo del aljibe... Y le inspiramos: «¡Ya les recordarás más tarde, sin que te reconozcan, lo que ahora han hecho!» (15)

Al anochecer regresaron a su padre, llorando. (16)

Dijeron: «Padre! Fuimos a hacer carreras y dejamos a José junto a nuestras cosas. Entonces, se lo comió el lobo. No nos creerás, pero decimos la verdad». (17)

Y presentaron su camisa manchada de sangre falsa. Dijo: «¡No! Vuestra imaginación os ha sugerido esto. ¡Hay que tener digna paciencia! Alá es Aquél Cuya ayuda se implora contra lo que contáis». (18)

Llegaron unos viajeros y enviaron a su aguador, que bajó el cubo. Dijo: «¡Buena noticia! ¡Hay aquí un muchacho!» Y lo ocultaron con ánimo de venderlo. Pero Alá sabía bien lo que hacían. (19)

Y lo malvendieron por contados dirhemes, subestimándolo. (20)

El que lo había comprado, que era de Egipto, dijo a su mujer: «¡Acógele bien! Quizá nos sea útil o lo adoptemos como hijo». Así dimos poderío a José en el país, y hasta le enseñamos a interpretar sueños. Alá prevalece en lo que ordena, pero la mayoría de los hombres no saben. (21)

Cuando alcanzó la madurez, le dimos juicio y ciencia. Así retribuimos a quienes hacen el bien. (22)

La señora de la casa en que estaba José le solicitó. Cerró bien las puertas y dijo: «¡Ven acá!» Dijo él: «¡Alá me libre! Él es mi señor y me ha procurado una buena acogida. Los impíos no prosperarán». (23)

Ella lo deseaba y él la deseó. De no haber sido iluminado por su Señor... Fue así para que apartáramos de él el mal y la vergüenza. Era uno de Nuestros siervos escogidos. (24)

Se precipitaron los dos hacia la puerta y ella desgarró por detrás su camisa. Y encontraron a la puerta a su marido. Dijo ella: «¡Cuál es la retribución de quien ha querido mal a tu familia, sino la cárcel o un castigo doloroso?» (25)

Dijo: «Ella me ha solicitado». Y un miembro de la familia de ella atestiguó que si su camisa había sido desgarrada por delante, entonces, ella decía la verdad y él mentía, (26)

mientras que si había sido desgarrada por detrás, entonces, ella mentía, y él decía la verdad. (27)

Y cuando vio que su camisa había sido desgarrada por detrás dijo: «Es una astucia propia de vosotras. Es enorme vuestra astucia... (28)

¡José! ¡No pienses más en eso! ¡Y tú, pide perdón por tu pecado! ¡Has pecado!» (29)

Unas mujeres decían en la ciudad: «La mujer del Poderoso solicita a su mozo. Se ha vuelto loca de amor por él. Sí, vemos que está evidentemente extraviada». (30)

Cuando ella oyó sus murmuraciones, envió a por ellas y les preparó un banquete, dando a cada una de ellas un cuchillo. Y dijo que saliera adonde ellas estaban. Cuando las mujeres le vieron, le encontraron tan bien parecido que se hicieron cortes en las manos y dijeron: «¡Santo Alá! ¡Éste no es un mortal, éste no es sino un ángel maravilloso!» (31)

Dijo ella: «Ahí tenéis a aquél por quien me habéis censurado y a quien yo he solicitado, pero él ha permanecido firme. Ahora bien, si no hace lo que yo le ordeno, ha de ser encarcelado y será, ciertamente, de los despreciables». (32)

Dijo él: «¡Señor! Prefiero la cárcel a acceder a lo que ellas me piden. Pero, si no apartas de mí su astucia, cederé a ellas y seré de los ignorantes». (33)

Su Señor le escuchó y apartó de él su astucia. Él es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe. (34)

Más tarde, a pesar de haber visto los a signos, les pareció que debían encarcelarle por algún tiempo. (35)

Con él. entraron en la cárcel dos esclavos. Uno de ellos dijo: «Me he visto prensando uva». Y el otro dijo: «Yo me he visto llevando sobre la cabeza pan, del que comían los pájaros. ¡Danos a conocer su interpretación! Vemos que eres de quienes hacen el bien. (36)

Dijo: «No recibiréis la comida que os corresponde antes de que yo os haya, previamente, dado a conocer su interpretación. Esto forma parte de lo que mi Señor me ha enseñado. He abandonado la religión de gente que no creía en Alá ni en la otra vida. (37)

y he seguido la religión de mis antepasados Abraham, Isaac y Jacob. No debemos asociar nada a Alá. Este es un favor que Alá nos hace, a nosotros y a los hombres. Pero la mayoría de los hombres no agradecen. (38)

¡Compañeros de cárcel! ¿Son preferibles señores separados a Alá, el Uno, el Invicto? (39)

Lo que servís, en lugar de servirle a Él, no son sino nombres que habéis puesto, vosotros y vuestros padres, nombres a los que Alá no ha conferido ninguna autoridad. La decisión pertenece sólo a Alá. Él ha ordenado que no sirváis a nadie sino a Él. Ésa es la religión verdadera. Pero la mayoría de los hombres no saben. (40)

¡Compañeros de cárcel! Uno de vosotros dos escanciará vino a su señor. El otro será crucificado y los pájaros comerán de su cabeza. Se ha decidido ya lo que me consultabais». (41)

Y dijo a aquél de los dos de quien creía que iba a salvarse: «¡Recuérdame ante tu señor!», pues el Demonio había hecho que se olvidara del recuerdo de su Señor. Y continuó en la cárcel varios años más. (42)

El rey dijo: «He visto siete vacas gordas a las que comían siete flacas, y siete espigas verdes y otras tantas secas. ¡Dignatarios! ¡Aclaradme mi sueño, si es que sois capaces de interpretar sueños!» (43)

Dijeron: «¡Amasijo de sueños! Nosotros no sabemos de interpretación de sueños. (44)

Aquél de los dos que se había salvado recordó al cabo de un tiempo y dijo: «¡Yo os daré a conocer su interpretación! ¡Dejadme ir!» (45)

«¡José, veraz! ¡Acláranos qué significan siete vacas gordas a las que comen siete flacas y siete espigas verdes y otras tantas secas! Quizá vuelva yo a los hombres. Quizás, así, se enteren». (46)

Dijo: «Sembráis durante siete años, como de costumbre, y, al segar, dejad la espiga, salvo una porción pequeña de que comeréis. (47)

Sucederán siete años de carestía que agotarán lo que hayáis almacenado previsoramente, salvo un poco que reserváis. (48)

Seguirá un año en el que la gente será favorecida y podrá prensar». (49)

El rey dijo: «¡Traédmelo!» Cuando el enviado vino a él, dijo: «¡Vuelve a tu señor y pregúntale qué intención animaba a las mujeres que se hicieron cortes en las manos! Mi Señor está bien enterado de su astucia». (50)

.Dijo: «¿Cuál era vuestra intención cuando solicitasteis a José?» Dijeron ellas: «¡Santo Alá! No sabemos de él que haya hecho nada malo». La mujer del Poderoso dijo: «Ahora brilla la verdad. ¡Yo soy la que le solicitó! Él es de los que dicen la verdad». (51)

«Esto es así para que sepa que no le he traicionado a escondidas y que Alá no dirige la astucia de los traidores. (52)

Yo no pretendo ser inocente. El alma exige el mal, a menos que mi Señor use de Su misericordia. Mi Señor es indulgente, misericordioso». (53)

El rey dijo: «¡Traédmelo! Le destino a mi servicio». Cuando hubo hablado con él, dijo: «Hoy has encontrado entre nosotros un puesto de autoridad, de confianza». (54)

Dijo: «¡Ponme al frente de los almacenes del país! ¡Yo sé bien cómo guardarlos!» (55)

Y así dimos poderío a José en el país, en el que podía establecerse donde quería. Nosotros hacemos objeto de Nuestra misericordia a quien queremos y no dejamos de remunerar a quienes hacen el bien. (56)

Con todo, la recompensa de la otra vida es mejor para quienes creen y temen a Alá. (57)

Los hermanos de José vinieron y entraron a verle. Éste les reconoció, pero ellos a él no. (58)

Cuando les hubo suministrado sus provisiones dijo: «Traedme a un hermano vuestro de padre. ¿No veis que doy la medida justa y que soy el mejor de los hospederos? (59)

Si no me lo traéis, no obtendréis más grano de mí ni os acercaréis más a mí» (60)

Dijeron: «Se lo pediremos a su padre, ¡sí que lo haremos!» (61)

Y dijo a sus esclavos: «¡Poned su mercancía en sus alforjas. Quizá la reconozcan cuando regresen a los suyos. Quizás, así, regresen...» (62)

De vuelta a su padre, dijeron: «¡Padre! Se nos ha negado el grano. Envía, pues, con nosotros a nuestro hermano y así recibiremos grano. Cuidaremos, ciertamente, de él». (63)

Dijo: «Las seguridades que ahora me ofrecéis respecto a él ¿son diferentes de las que antes me ofrecisteis repecto a su hermano? Pero Alá es Quien cuida mejor y es la Suma Misericordia». (64)

Y, cuando abrieron su equipaje, hallaron que se les había devuelto su mercancía. Dijeron: «¡Padre! ¿Qué más podríamos desear? He aquí que se nos ha devuelto nuestra mercancía. Aprovisionaremos a nuestra familia, cuidaremos de nuestro hermano y añadiremos una carga de camello: será una carga ligera». (65)

Dijo: «No lo enviaré con vosotros mientras no os comprometáis ante Alá a traérmelo, salvo en caso de fuerza mayor». Cuando se hubieron comprometido, dijo: «Alá responde de nuestras palabras». (66)

Y dijo: «¡Hijos míos! No entréis por una sola puerta, sino por puertas diferentes. Yo no os serviría de nada frente a Alá. La decisión pertenece sólo a Alá. ¡En Él confío! ¡Que los que confían confíen en Él! (67)

Cuando entraron como les había ordenado su padre, esto no les valió de nada frente a Alá. Era sólo una necesidad del alma de Jacob, que él satisfizo. Poseía ciencia porque Nosostros se la habíamos enseñado. Pero la mayoría de los hombres no saben. (68)

Cuando estuvieron ante José, éste arrimó a sí a su hermano y dijo: «¡Soy tu hermano! ¡No te aflijas, pues, por lo que hicieron!» (69)

Habiéndoles aprovisionado, puso la copa en la alforja de su hermano. Luego, un voceador pregonó: «¡Caravaneros! ¡Sois, ciertamente, unos ladrones!» (70)

Dijeron, dirigiéndose a ellos: «Qué echáis de menos?» (71)

Dijeron: «Echamos de menos la copa del rey. Una carga de camello para quien la traiga. Yo lo garantizo». (72)

«¡Por Alá!» dijeron. «Bien sabéis que o no hemos venido a corromper en el país y que no somos ladrones». (73)

Dijeron: «Y, si mentís, ¿Cuál será su retribución?» (74)

Dijeron: «La retribución de aquél en cuya alforja se encuentre será que se quede aquí detenido. Así retribuimos a los impíos». (75)

Comenzó por sus sacos antes que por el de su hermano. Luego, la sacó del saco de su hermano. Nosotros sugerimos esta artimaña a José, pues no podía prender a su hermano según la ley del rey, a menos que Alá quisiera. Elevamos la categoría de quien Nosotros queremos. Por encima de todo el que posee ciencia hay Uno Que todo lo sabe. (76)

Dijeron: «Si él ha robado, ya un hermano suyo ha robado antes». Pero José lo mantuvo secreto y no se lo reveló. Pensó: «Os encontráis en la situación peor y Alá sabe bien lo que contáis». (77)

Dijeron: «¡Poderoso! Tiene un padre muy anciano. Retén a uno de nosotros en su lugar. Vemos que eres de quienes hacen el bien». (78)

Dijo: «¡Alá nos libre de retener a otro distinto de aquél en cuyo poder hemos encontrado nuestra propiedad! Seríamos, si no, injustos». (79)

Desesperado de hacerle cambiar, celebraron una consulta. El mayor dijo: «¿Habéis olvidado que vuestro padre os ha exigido comprometeros ante Alá y cómo faltasteis antes a José? Yo no saldré de este país hasta que mi padre me lo permita o hasta que Alá decida en mi favor, que Él es el Mejor en decidir. (80)

Regresad a vuestro padre y decid: ´¡Padre! Tu hijo ha robado. No atestiguamos sino lo que sabemos. No podíamos vigilar lo oculto. (81)

Interroga a la ciudad en que nos hallábamos y a la caravana con la cual hemos venido. ¡Sí, decimos la verdad!´» (82)

Dijo: «¡No! Vuestra imaginación os ha sugerido esto. ¡Hay que tener digna paciencia! Tal vez Alá me los devuelva a todos. Él es el Omnisciente, el Sabio». (83)

Y se alejó de ellos y dijo: «¡Qué triste estoy por José!» Y, de tristeza, sus ojos perdieron la vista. Sufría en silencio... (84)

Dijeron: «¡Por Alá, que no vas a dejar de recordar a José hasta ponerte enfermo o morir!» (85)

Dijo: «Sólo me quejo a Alá de mi pesadumbre y de mi tristeza. Pero sé por Alá lo que vosotros no sabéis... (86)

¡Hijos míos! ¡Id e indagad acerca de José y de su hermano y no desesperéis de la misericordia de Alá, porque sólo el pueblo infiel desespera de la misericordia de Alá!» (87)

Cuando estuvieron ante él, dijeron: «¡Poderoso! Hemos sufrido una desgracia, nosotros y nuestra familia, y traemos una mercancía de poco valor. ¡Danos, pues, la medida justa y haznos caridad! Alá retribuye a los que hacen la caridad». (88)

Dijo: «¿Sabéis lo que, en vuestra ignorancia, hicisteis a José y a su hermano?» (89)

Dijeron: «¿De veras eres tú José?» Dijo: «¡Yo soy José y éste es mi hermano! Alá nos ha agraciado. Quien teme a Alá y es paciente...Alá no deja de remunerar a quienes hacen el bien». (90)

Dijeron: «¡Por Alá! Ciertamente, Alá te ha preferido a nosotros. ¡Hemos pecado!» (91)

Dijo: «¡Hoy no os reprochéis nada! ¡Alá os perdonará Él es la Suma Misericordia. (92)

¡Llevaos esta camisa mía y aplicadla al rostro de mi padre: recuperará la vista! ¡Traedme luego a vuestra familia, a todos!» (93)

Al tiempo que la caravana emprendía el regreso, dijo su padre: «Noto el olor de José, a menos que creáis que chocheo». (94)

Dijeron: «¡Por Alá, ya estás en tu antiguo error!» (95)

Cuando el portador de la buena nueva llegó, la aplicó a su rostro y recuperó la vista. Dijo: «¿No os decía yo que sé por Alá lo que vosotros no sabéis?» (96)

Dijeron: «¡Padre! ¡Pide a Alá que nos perdone nuestros pecados! ¡Hemos pecado!» (97)

Dijo: «¡Pediré a mi Señor que os perdone! Él es el Indulgentes el Misericordioso». (98)

Cuando estuvieron ante José, éste arrimó a sí a sus padres y dijo: «¡Entrad seguros en Egipto, si Alá quiere!» (99)

Hizo subir a sus padres al trono. Y cayeron prosternados ante él. Y dijo: «¡Padre! He aquí la interpretación de mi sueño de antes. Mi Señor ha hecho de él una realidad. Fue bueno conmigo, sacándome de la cárcel y trayéndoos del desierto, luego de haber sembrado el Demonio la discordia entre yo y mis hermanos. Mi Señor es bondadoso para quien Él quiere. Él es el Omnisciente, el Sabio. (100)

¡Señor! Tú me has dado del dominio y me has enseñado a interpretar sueños. ¡Creador de los cielos y de la tierra! ¡Tú eres mi Amigo en la vida de acá y en la otra! ¡Haz que cuando muera lo haga sometido a Ti y me reúna con los justos!» (101)

Esto forma parte de las historias referentes a lo oculto, que Nosotros te revelamos. Tú no estabas con ellos cuando se pusieron de acuerdo e intrigaron. (102)

La mayoría de los hombres, a pesar de tu celo, no creen. (103)

Y tú no les pides un salario a cambio. No es sino una amonestación dirigida a todo el mundo. (104)

¡Qué designios hay en los cielos y en la tierra, junto a los cuales pasan indiferentes! (105)

La mayoría no creen en Alá sino como asociadores. (106)

¿Es que están, pues, a salvo de que les venga, cubriéndolos, el castigo de Alá, o de que les venga la Hora de repente, sin presentirla? (107)

Di: «Éste es mi camino. Basado en una prueba visible, llamo a Alá, y los que me siguen también. ¡Gloria a Alá! Yo no soy de los asociadores». (108)

Antes de ti. no enviamos más que a hombres de las ciudades, a los que hicimos revelaciones. ¿No han ido por la tierra y mirado cómo terminaron sus antecesores? Sí, la Morada de la otra vida es mejor para los que temen a Alá ¿Es que no razonáis...? (109)

Cuando ya los enviados desesperaban y pensaban que se les había mentido, les llegó Nuestro auxilio y fue salvado el que quisimos. Pero Nuestro rigor no respetará al pueblo pecador. (110)

Hay en sus historias motivo de reflexión para los dotados de intelecto... No es un relato inventado, sino confirmación de los mensajes anteriores, explicación detallada de todo, dirección y misericordia para gente que cree. (111)