Oficina de enlace del Gran Ayatolá Sayyid Ali Al Sistani (L.M.H.L) en Londres, Europa, América del Norte y del Sur.
Se acerca el momento en que los hombres deban rendir cuentas, pero ellos, despreocupados, se desvían. (1)
Cuando reciben una nueva amonestación de su Señor, la escuchan sin tomarla en serio, (2)
divertidos sus corazones. Los impíos cuchichean entre sí: «¿No es éste sino un mortal como vosotros? ¿Cederéis a la magia a sabiendas?» (3)
Dice: «Mi Señor sabe lo que se dice en el cielo y en la tierra. Él es Quien todo lo oye, Quien todo lo sabe». (4)
Ellos, en cambio, dicen: «¡Amasijo de sueños! ¡No! ¡Él lo ha inventado! ¡No! Es un poeta! ¡Que nos traiga un signo como los antiguos enviados!» (5)
Antes de ellos, ninguna de las ciudades que destruimos creía. Y éstos ¿van a creer? (6)
Antes de ti, no enviamos sino a hombres a los que hicimos revelaciones. Si no lo sabéis, ¡preguntad a la gente de la Amonestación! (7)
No les dimos un cuerpo que no necesitara alimentarse. Y no eran inmortales. (8)
Cumplimos la promesa que les hicimos y les salvamos, igual que a otros a quienes Nosotros quisimos salvar, mientras que hicimos perecer a los inmoderados. (9)
Os hemos revelado una Escritura en que se os amonesta. ¿Es que no comprendéis? (10)
¡Cuántas ciudades impías hemos arruinado, suscitando después a otros pueblos! (11)
Cuando sintieron Nuestro rigor, quisieron escapar de ellas rápidamente. (12)
«¡No huyáis, volved a vuestra vida regalada, a vuestras mansiones! Quizá se os pidan cuentas». (13)
Dijeron: «¡Ay de nosotros, que hemos obrado impíamente!» (14)
Y no cesaron en sus lamentaciones hasta que les segamos sin vida. (15)
No creamos el cielo, la tierra y lo que entre ellos hay para pasar el rato. (16)
Si hubiéramos querido distraernos, lo habríamos conseguido por Nosotros mismos, de habérnoslo propuesto. (17)
Antes, al contrario, lanzamos la Verdad contra lo falso, lo invalida... y éste se disipa. ¡Ay de vosotros, por lo que contáis...! (18)
Suyos son quienes están en los cielos y en la tierra. Y quienes están junto a Él no se consideran demasiado altos para servirle, ni se cansan de ello. (19)
Glorifican noche y día sin cesar. (20)
¿Han tomado de la tierra a dioses capaces de resucitar? (21)
Si hubiera habido en ellos otros dioses distintos de Alá, se habrían corrompido. ¡Gloria a Alá, Señor del Trono, Que está por encima de lo que cuentan! (22)
No tendrá Él que responder de lo que hace, pero ellos tendrán que responder. (23)
Entonces, ¿han tomado a dioses en lugar de tomarle a Él? Di: «¡Aportad vuestra prueba!». Ésta es la Amonestación de mis contemporáneos y la Amonestación de mis antecesores. Pero la mayoría no conocen la Verdad y se desvían. (24)
Antes de ti no mandamos a ningún enviado que no le reveláramos: «¡No hay más dios que Yo! ¡Servidme, pues!» (25)
Y dicen: «El Compasivo ha adoptado hijos». ¡Gloria a É! Son, nada más, siervos honrados. (26)
Dejan que sea Él el primero en hablar y obran siguiendo Sus órdenes. (27)
Él conoce su pasado y su futuro. No intercederán sino por aquéllos de quienes Él esté satisfecho. Están imbuidos del miedo que Él les inspira. (28)
A quien de ellos diga: «Soy un dios fuera de Él» le retribuiremos con la gehena. Así retribuimos a los impíos. (29)
¿Es que no han visto los infieles que los cielos y la tierra formaban un todo homogéneo y los separamos? ¿Y que sacamos del agua a todo ser viviente? ¿Y no creerán? (30)
Hemos colocado en la tierra montañas firmes para que ella y sus habitantes no vacilen. Hemos puesto en ella anchos pasos a modo de caminos. Quizás, así, sean bien dirigidos. (31)
Hemos hecho del cielo una techumbre protegida. Pero ellos se desvían de sus signos. (32)
Él es Quien ha creado la noche y el día, el sol y la luna. Cada uno navega en una órbita. (33)
No hemos hecho eterno a ningún mortal antes de ti. Muriendo tú, ¿iban otros a ser inmortales? (34)
Cada uno gustará la muerte. Os probamos tentándoos con el mal y con el bien. Y a Nosotros seréis devueltos. (35)
Cuanto te ven los infieles«no hacen sino tomarte a burla: «¿Es Éste quien habla mal de vuestros dioses?» Y no creen en la amonestación del Compasivo. (36)
El hombre ha sido creado precipitado. Ya os haré ver Mis signos. ¡No Me deis prisa! (37)
que decís?» Y dicen: «¿Cuándo se cumplirá esta amenaza, si es verdad lo (38)
Si supieran los infieles, cuando no puedan apartar el fuego de sus rostros ni de sus espaldas, cuando no puedan ser auxiliados... (39)
Pero ¡no! Les vendrá de repente y les dejará aturdidos. No podrán ni rechazarla ni retardarla. (40)
Se burlaron de otros enviados que te precedieron, pero los que se burlaban se vieron cercados por aquello de que se burlaban. (41)
Di: «¿Quién os protegerá, noche y día. contra el Compasivo?» Pero no hacen caso de la amonestación de su Señor. (42)
¿Tienen dioses que les defiendan en lugar de Nosotros? Éstos no pueden auxiliarse a sí mismos, ni encontrarán quien les ayude frente a Nosotros. (43)
Les hemos permitido gozar de efímeros placeres, a ellos y a sus padres, hasta alcanzar una edad avanzada. ¿Es que no se dan cuenta de Nuestra intervención cuando reducimos la superficie de la tierra? ¡Serán ellos los vencedores? (44)
Di: «Os advierto, en verdad, por la Revelación, pero los sordos no oyen el llamamiento cuando se les advierte». (45)
Si les alcanza un soplo del castigo de tu Señor, dicen de seguro: «¡Ay de nosotros, que hemos obrado impíamente!» (46)
Para el día de la Resurrección dispondremos balanzas que den el peso justo y nadie será tratado injustamente en nada. Aunque se trate de algo del peso de un grano de mostaza, lo tendremos en cuenta. ¡Bastamos Nosotros para ajustar cuentas! (47)
Dimos a Moisés y a Aarón el Criterio, una claridad y una amonestación para los temerosos de Alá, (48)
que tienen miedo de su Señor en secreto y se preocupan por la Hora. (49)
Esto es una amonestación bendita, que Nosotros hemos revelado ¿Y la negaréis? (50)
Antes, dimos a Abraham, a quien conocíamos, la rectitud. (51)
Cuando dijo a su padre y a su pueblo: «¿Qué son estas estatuas a cuyo culto estáis entregados?» (52)
Dijeron: «Nuestros padres ya les rendían culto». (53)
Dijo: «Pues vosotros y vuestros padres estáis evidentemente extraviados». (54)
Dijeron: «¿Nos hablas en serio o bromeas?» (55)
Dijo: «¡No! Vuestro Señor es el Señor de los cielos y de la tierra, que Él ha creado. Yo soy testigo de ello. (56)
-¡Y por Alá!, que he de urdir algo contra vuestros ídolos cuando hayáis vuelto la espalda-». (57)
Y los hizo pedazos, excepto a uno grande que les pertenecía. Quizás, así, volvieran a él. (58)
Dijeron: «¿Quién ha hecho eso a nuestros dioses? Ese tal es, ciertamente, de los impíos». (59)
«Hemos oído», dijeron, «a un mozo llamado Abraham que hablaba mal de ellos». (60)
Dijeron: «¡Traedlo a vista de la gente! Quizás, así, sean testigos». (61)
Dijeron: «¡Abraham! ¿Has hecho tú eso con nuestros dioses?» (62)
«¡No!» dijo. «El mayor de ellos es quien lo ha hecho. ¡Preguntádselo, si es que son capaces de hablar!» (63)
Se volvieron a sí mismos y dijeron: «Sois vosotros los impíos». (64)
Pero, en seguida, mudaron completamente de opinión: «Tú sabes bien que éstos son incapaces de hablar». (65)
Dijo: «¿Es que servís, en lugar de servir a Alá, lo que no puede aprovecharos nada, ni dañaros? (66)
¡Uf, vosotros y lo que servís en lugar de servir a Alá! ¿Es que no razonáis?» (67)
Dijeron: «¡Quemadlo y auxiliad así a vuestros dioses, si es que os lo habéis propuesto...!» (68)
Dijimos: «¡Fuego! ¡Sé frío para Abraham y no le dañes!» (69)
Quisieron emplear artimañas contra él, pero hicimos que fueran ellos los que más perdieran. (70)
Les salvamos, a él y a Lot, a la tierra que hemos bendecido para todo el mundo. (71)
Y le regalamos, por añadidura, a Isaac y a Jacob. Y de todos hicimos justos. (72)
Les hicimos jefes, que dirigieran siguiendo Nuestra orden. Les inspiramos que obraran bien, hicieran la azalá y dieran el azaque. Y Nos rindieron culto. (73)
A Lot le dimos juicio y ciencia y le salvamos de la ciudad que se entregaba a la torpeza. Eran gente malvada, perversa. (74)
Le introdujimos en Nuestra misericordia. Es de los justos. (75)
Y a Noé. Cuando, antes, invocó y le escuchamos. Y les salvamos, a él y a los suyos, de la gran calamidad. (76)
Y le auxiliamos contra el pueblo que había desmentido Nuestros signos. Eran gente mala y los anegamos a todos. (77)
Y a David y Salomón. Cuando dictaron sentencia sobre el sembrado en que las ovejas de la gente se habían introducido de noche. Nosotros fuimos testigos de su sentencia. (78)
Hicimos comprender a Salomón de qué se trataba. Dimos a cada uno juicio y ciencia. Sujetamos, junto con David, las montañas y las aves para que glorificaran. Nosotros hicimos eso. (79)
Le enseñamos a elaborar cotas de malla para vosotros, para que os protegieran de vuestra propia violencia. ¿Ya lo agradecéis? (80)
Y a Salomón el ventarrón, que sopla, a una orden suya, hacia la tierra que hemos bendecido. Lo sabemos todo... (81)
De los demonios, había algunos que buceaban para él y hacían otros trabajos. Nosotros les vigilábamos. (82)
Y a Job. Cuando invocó a su Señor: «¡He sufrido una desgracia, pero Tú eres la Suma Misericordia!» (83)
Y le escuchamos, alejando de él la desgracia que tenía, dándole su familia y otro tanto, como misericordia venida de Nosotros y como amonestación para Nuestros siervos. (84)
Y a Ismael, Idris y Dulkifl. Todos fueron de los pacientes. (85)
Les introdujimos en Nuestra misericordia. Son de los justos. (86)
Y al del pez. Cuando se fue airado y creyó que no podríamos hacer nada contra él. Y clamó en las tinieblas: «¡No hay más dios que Tú! ¡Gloria a Ti! He sido de los impíos». (87)
Le escuchamos, pues, y le salvamos de la tribulación. Así es como salvamos a los creyentes. (88)
Y a Zacarías. Cuando invocó a su Señor: «¡Señor! ¡No me dejes solo! ¡Pero Tú eres el Mejor de los herederos!» (89)
Y le escuchamos y le regalamos Juan e hicimos que su esposa fuera capaz de concebir. Rivalizaban en buenas obras, Nos invocaban con amor y con temor y se conducían humildemente ante Nosotros. (90)
Y a la que conservó su virginidad. Infundimos en ella de Nuestro Espíritu e hicimos de ella y de su hijo signo para todo el mundo. (91)
«Ésta es vuestra comunidad, es una sola comunidad. Y Yo soy vuestro Señor. ¡Servidme, pues!» (92)
Se dividieron en sectas, pero volverán todos a Nosotros. (93)
El esfuerzo del creyente que obra bien no será ignorado. Nosotros tomamos nota. (94)
Cuando destruimos una ciudad, les está prohibido a sus habitantes regresar a ella, (95)
hasta que se suelte a Gog y Magog y se precipiten por toda colina abajo. (96)
Se acerca la amenaza verdadera. Los infieles, desorbitados los ojos: «¡Ay de nosotros, que no sólo nos traía esto sin cuidado, sino que obrábamos impíamente!» (97)
Vosotros y lo que servís en lugar de servir a Alá, seréis combustible para la gehena. ¡Bajaréis a ella! (98)
Si ésos hubieran sido dioses, no habrían bajado a ella. Estarán todos en ella eternamente. (99)
Gemirán en ella, pero no oirán en ella. (100)
Aquéllos que ya hayan recibido de Nosotros lo mejor, serán mantenidos lejos de de ella. (101)
No oirán el más leve ruido de ella y estarán eternamente en lo que tanto ansiaron. (102)
No les entristecerá el gran terror y los ángeles saldrán a su encuentro: «¡Éste es vuestro día, que se os había prometido!» (103)
Día en que plegaremos el cielo como se pliega un pergamino de escritos. Como creamos una vez primera, crearemos otra. ¡Es promesa que nos obliga y la cumpliremos! (104)
Hemos escrito en los Salmos, después de la Amonestación, que la tierra la heredarán Mis siervos justos. (105)
He aquí un comunicado para gente que rinde culto a Alá. (106)
Nosotros no te hemos enviado sino como misericordia para todo el mundo. (107)
Di: «Sólo se me ha revelado que vuestro Dios es un Dios Uno ¡,Os someteréis, pues, a Él?» (108)
Si se desvían, di:«Os he informado a todos con equidad. Y no sé si aquello con que se os amenaza es inminente o remoto. (109)
Él sabe tanto lo que decís abiertamente como lo que ocultáis» (110)
No sé. Quizás eso constituya para vosotros tentación y disfrute por algún tiempo». (111)
Dice: «¡Señor, decide según justicia! Nuestro Señor es el Compasivo, Aquél Cuya ayuda se implora contra lo que contáis». (112)