Oficina de enlace del Gran Ayatolá Sayyid Ali Al Sistani (L.M.H.L) en Londres, Europa, América del Norte y del Sur.

Las gradas (Al mariy)

¡En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso!

Alguien ha pedido un castigo inmediato (1)

para los infieles, que nadie pueda rechazar, (2)

que venga de Alá, Señor de las gradas. (3)

Los ángeles y el Espíritu ascienden a Él en un día que equivale a cincuenta mil años. (4)

¡Ten, pues, digna paciencia! (5)

Piensan que está lejos, (6)

pero Nosotros pensamos que está cerca. (7)

El día que el cielo parezca metal fundido, (8)

y las montañas, copos de lana, (9)

y nadie pregunte por su amigo ferviente. (10)

Les será dado verles. El pecador querrá librarse del castigo de ese día ofreciendo como rescate a sus hijos varones, (11)

a su compañera, a su hermano, (12)

Al clan que lo cobijó, (13)

a todos los de la tierra. Eso le salvaría. (14)

¡No! Será una hoguera, (15)

que arrancará el cuero cabelludo (16)

y reclamará a quien retroceda y vuelva la espalda, (17)

a quien amase y atesore. (18)

El hombre es de natural impaciente. (19)

Pusilánime cuando sufre un mal, (20)

mezquino cuando la fortuna le favorece. (21)

Se exceptúa a quienes oran (22)

perseverando en su azalá, (23)

parte de cuyos bienes es de derecho (24)

para el mendigo y el indigente, (25)

que tienen por auténtico el día del Juicio, (26)

que temen el castigo de su Señor (27)

-nadie debe sentirse seguro contra el castigo de su Señor-, (28)

que se abstienen de comercio carnal, (29)

salvo con sus esposas o con sus esclavas -en cuyo caso no incurren en reproche, (30)

mientras que quienes desean a otras mujeres, ésos son los que violan la ley-, (31)

que respetan los depósitos que se les confían y las promesas que hacen, (32)

que dicen la verdad en sus testimonios, (33)

que observan su azalá. (34)

Esos tales estarán en jardines, honrados. (35)

¿Qué les pasa a los infieles, que vienen hacia ti corriendo con el cuello extendido, (36)

en grupos, por la derecha y por la izquierda? (37)

¿Es que cada uno de ellos anhela ser introducido en un jardín de delicia? (38)

¡No! Les creamos de lo que saben. (39)

¡Pues no! ¡Juro por el Señor de los Orientes y de los Occidentes, que somos bien capaces (40)

de sustituirles por otros mejores que ellos, sin que nadie pueda impedírnoslo! (41)

¡Déjales que parloteen y jueguen hasta que les llegue el día con que se les ha amenazado, (42)

el día que salgan de las sepulturas, rápidos como si corrieran hacia piedras erectas, (43)

la mirada abatida, cubiertos de humillación! Tal será el día con que se les había amenazado. (44)